Una hernia ocurre cuando una parte de un órgano o tejido corporal (como un asa intestinal) se cuela por una abertura o punto débil de una pared muscular. Se puede colar y sobresalir en un lugar donde no debería estar. Esto causa una protuberancia, bultito o nódulo.

Aun siendo más frecuente en recién nacidos y bebés, la hernia en el ombligo o hernia umbilical puede ocurrir a cualquier edad. Los adultos más propensos a desarrollar una hernia umbilical son en particular las mujeres durante y después del embarazo y las personas con sobrepeso.

La protrusión o bulto de la hernia de ombligo puede tener un tamaño de menos de 1 cm a más de 5 cm de diámetro. Se produce cuando una parte de los órganos abdominales internos sobresalen a través del anillo abdominal debido a la presión intensificada en la zona más débil del área abdominal.

Una hernia inguinal ocurre cuando una porción de tejido, como una parte del intestino, empuja hacia afuera a través de un lugar debilitado en los músculos abdominales. El bulto que se produce puede ser doloroso, especialmente al toser, inclinarse o levantar un objeto pesado. Sin embargo, muchas hernias no causan dolor.

Una hernia inguinal no es necesariamente peligrosa. Sin embargo, si no mejora por sí sola, puede provocar complicaciones potencialmente mortales. Es probable que el médico te recomiende una cirugía para reparar una hernia inguinal que causa dolor o que se agranda. La reparación de una hernia inguinal es un procedimiento quirúrgico frecuente.

Como su nombre lo indica, es la salida o protuberancia de tejidos u órganos a través de una cicatriz de herida quirúrgica, de una cirugía anterior, en la pared del abdomen, o a través de una cicatriz de herida traumática abdominal.

La hernia incisional es un tipo de hernia abdominal, que puede contener o no una víscera abdominal y/o tejidos.

Se manifiesta como una complicación tardía de las cirugías abdominales.